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Another 400 miles down I-55 - almost 7 hours on the road to finally reach New Orleans. The last hour is a very unique ride, 55 becomes a floating highway over a huge swamp between two lakes. At this point of our trip, we've driven the entire Interstate 55, about 1000 miles from Chicago to New Orleans.
We land in the middle of the French Quarter and immediately fall in love with the narrow streets, architecture, colors and balconies… it felt just like Europe.
We found the hotel Chateau on the quite side of town, we had our own balcony overlooking the street and the hotel itself had an awesome inner courtyard/patio with a white cement pool that resembled an Italian fountain.
The first night we walked up and down Decatour St, Royal St and Bourbn St; cutting thru Jackson square and discovering the Mississippi river. Since it was the first Saints game of the season, the crowd was a little rowdy, in a good way. We tried to get oysters at the Acme House, but there was a 40 minute wait and decided to go to the Gumbo Shop instead where we tried local foods (Gumbo, Jambalaya, Crawfish Etouffee, Red Beans and Rice) off course accompanied by a cold glass of Abita Amber!
As per Katie Gibbons, Tulane alumnus, we grabbed a hurricane at Pat O'Brien's and enjoyed party jams at the piano lounge. This was supposed to be our last drink of the night; however after eavesdropping on one of the horse and carriage tours we went into a historic building that turned out to be an awesome hole in the wall - Lafitte's Blacksmith Shop Bar.We sat around a piano, literally with our drinks on the piano, while the piano man Mike rocked out all night with his jazz jams. Great beer, great vibes, fun people, definitely a night we won't forget.
In the morning we made sure to get the beignets and coffee from Café du Monde and enjoyed our breakfast poolside. Nothing like a cool dip after a night of drinking.
Once we pulled ourselves together we rented some cruiser bikes and hit the town. We rode along the Mississippi to warehouse district up thru the city center and over into Louis Armstrong park. After a shrimp Po-Boy from Johnny's at the park by the river we decided to venture out to Lower 9th Ward to see the state of homes 5 years after Katrina. To our dismay there were still so many abandoned homes left untouched. Really puts life in perspective.
We returned the bikes and limped back to the hotel with literally pains in our asses. We managed to find a bottle wine, homemade chips and guac, and a strawberry goat cheese salad from Royal Street Deli to enjoy out on our balcony and reenergize us for the night.
The culmination of our stay in New Orleans was on Fisherman's St, with jazz clubs literally one after the next it was hard just to pick a spot. With a small budget and inability to pay a cover charge we found a pretty hot place called The Spotted Cat. Of course there was a live jazz band, but even better was the dancing. We then ventured down to the Three Muses, which stands on our list of top bars we've ever been to. We enjoyed yet another local brew, the Abita Andygator, couple that with a Duck Confit Pizza- w/ Caramelized Onion/Arugula-Fennel-Fig Salad with Truffled Vinaigrette and a live jazz band and you have a recipe for happiness. Overall New Orleans was amazing. Great culture, great food, great music, great time.
We'll definitely be back to the big easy someday soon.
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Otras 400 millas en la ruta 55 - casi 7 horas de carretera para finalmente llegar a Nueva Orleans. La última hora del viaje es extraordinario, la ruta 55 se convierte en una pista que se eleva sobre un pantano gigante rodeado por dos lagos. A esta altura del viaje, hemos recorrido toda la ruta 55 de punta a punta, 1600 KM desde Chicago hasta Nueva Orleans.
Llegamos a la ciudad y nos metemos en el Barrio Frances; inmediatamente nos enamoramos con las calles angostas, la arquitectura, los colores y los balcones… se sentía como estar en Europa.
Encontramos un hotel llamado Chateau en la parte más tranqui de la ciudad, teníamos nuestro propio balcón sobre una de las calles y el hotel tenía un patio con una piscina de cemento que se asemejaba a una fuente italiana.
La primer noche caminamos por las calles del Barrio Frances, como era el primer partido de los Saints, equipo de futbol americano en Nueva Orleans, todos los bares estaban lleno de gente mirando el partido. Sin interés alguno de sentarnos a mirar el partido, decidimos ir a comer algo. Intentamos entrar a la casa ACME, donde tienen las mejores ostras de la zona pero había una espera de 40 minutos y decidimos ir al Gumbo Shop donde probamos platos locales (Gumbo, Jambalaya, Crawfish Etouffee, Red Beans and Rice) acompaniado por una copa de cerveza Abita Amber!
Recomendado por Katie Gibbons, ex alumna de Tulane, fuimos a Pat O'Brien a tomar un "Huracán". Un coctel de frutas tropicales y 4 tipos de licor diferentes; muy dulce para mi gusto pero a Amy le gustaron. Ahí disfrutamos de un par de pianistas que tocaban covers y música fiestera. La idea era terminar la noche con ese trago; pero escuchamos un comentario de un guía turístico sobre un edificio histórico que cuando entramos termino siendo una taberna llamada Lafitte's Blacksmith Shop Bar. Nos sentamos a tomar una cerveza alrededor de un piano, literalmente con los tragos en el piano, mientras el pianista Mike nos deleitaba con sus melodías de Jazz. Buena cerveza, buena onda, gente divertida, definitivamente una noche para no olvidar.
Al otro día compramos Beignets (buñuelos franceses) y café en el Café Du Monde y desayunamos al lado de la piscina del hotel. No hay nada mejor que un buen piscinaso después de una noche larga.
Una vez que nos despabilamos, fuimos a Michaels bike shop y alquilamos dos bicicletas. Pedaleamos al lado del Mississippi hasta el Warehouse District, atravesamos el centro de la ciudad y terminamos en el parque Louis Armstrong. Almorzamos unos refuerzos de langostinos fritos, llamados Po-Boys, del famoso Johnny's Po Boys. Y de ahí pedaleamos hasta la zona de Lower 9th Ward que había sido mas afectada por el huracán Katrina hace 5 años atrás. Lamentablemente todavía hay muchas casas abandonadas que han sido ignoradas por las aseguradoras y las autoridades. La verdad que te pone la vida en perspectiva.
Devolvimos las bicis y rengueamos de vuelta hacia el hotel con las nalgas doloridas. Compramos una botella de vino, chips con guacamole, y una ensalada de frutillas y queso de cabra en el deli Royal Street y nos sentamos en nuestro balcón a disfrutar de la caída del sol.
La culminación de nuestra visita en Nueva Orleans fue en Fisherman's St, una calle llena de boliches de música Jazz, uno atrás del otro. Caímos en un lugar llamado The Spotted Cat donde encontramos gente que habíamos conocido la noche anterior. Música en vivo y gente bailando, probamos otra cerveza de Nueva Orleans, NOLA, también muy buena. De ahí fuimos a otro bar llamado Three Muses, que está en nuestra lista de mejores boliches. Nos dieron varias cervezas para probar pero nos quedamos con Abita Andygator, que tiene algo asi como 8% de alcohol. Y probamos una pizza de pato confitado con cebollas caramelizadas, arrúgala-higo-hinojo por encima y un vinagre de trufas; impresionante - voy a ver si me sale en casa. Resumiendo en pocas palabras, Nueva Orleans estuvo impresionante. Buena cultura, buena comida, buena música, buena onda.
Volveremos de vuelta a Nueva Orleans en un futuro muy cercano.
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