El día de ayer caminamos nuevamente un rato en las playas de Ipanema y Copacabana. No teníamos mucho que hacer ya que nuestro vuelo salía en la tarde, así que sólo tuvimos tiempo de desayunar, ampacar maletas y caminar un rato. Llegamos sin problemas a Foz do Iguaçu. Desde nuestro hotel se podía ver hacia Ciudad del Este, Paraguay, la aduana estaba a una media hora caminando. Pero en la noche nos limitamos a cenar y descansar.
     Al día siguiente tomamos un camión que nos llevó (casi directamente) al Parque Nacional do Iguaçu. Nos tomó una media hora de hacer cola para poder comprar los boletos. Al entrar inmediatamente toma uno un bus que nos lleva 4km hasta las cataratas. Al bajar del camión se camina un kilómetro mientras se admiran las cataratas. Desde el lado brasileiro se tiene la vista panorámica de las cascadas, naturalmente es indescriptible la belleza de andar caminando por la selva (en un andador de concreto con pasarela y escalones, pero sigue siendo selva) mientras se escucha el fluir del agua. Al final de la caminata hay un andador que se encuentra sobre el río entre dos caídas, hay el ruido es tremendo, al igual que la mojada que uno recibe. Debimos de haber hecho caso y comprar un impermeable.
     Luego uno sube, en elevador, a un mirante panorámico y se pueden apreciar la catarates desde arriba. Y así un llega a la plaza de antojos y a el restaurante Puerto Canoas, donde comimos en la terraza con vista al río Iguazú, y en medio de la naturaleza, literalmente ya que la fauna llegaba solita a las mesas. Lamentablemente no eran los coatís, que abundan, sino la fauna insectil y no fue tan agradable, comer entre 10 o 15 abejas, y 2 que 3 avispas selváticas. Las mariposas no molestan tanto, hasta eso.
     El parque del lado brasileiro es mucho más chico, por lo cual a las 5:30pm ya estábamos de regreso en hotel, y teníamos pensado ir de shopping a Paraguay, pero no dijeron que la mayoría de las tiendas cierran a las 6, así que ya no tenía caso.